Thursday, December 13, 2007

UN CUERPO INTERMITENTE, por Miranda


Cuando queremos mirar las cosas, y conocerlas, nos separamos, querámoslo o no, de ellas. De lo único de lo que no nos separaríamos sería de aquello que no nos opusiera resistencia, y nos permitiera ser uno con la cosa, algo transparente, pero, por ser transparente no es posible considerarlo, no se puede tener una relación material con aquello que es sólo trascendencia. Entonces, ¿hay algo que sea transparente y podamos considerar? ¿Existe un objeto transparente que captemos en sí mismo?. Quizás el arte cumple con esa propiedad. El objeto estético encuentra su forma elemental en la metáfora, objeto estético y objeto metafórico son una misma cosa.
La teoría de la metáfora sostiene que parte de nuestro pensamiento, nuestra forma de entender el mundo, es metafórica en cuanto a que implica proyectar patrones de un dominio cognitivo en otro. Para el pensamiento abstracto es necesario utilizar esquemas más básicos que derivan de la propia experiencia inmediata de nuestros cuerpos. Utilizamos estos esquemas básicos para dar sentido a nuestras experiencias en dominios abstractos mediante proyecciones metafóricas.
Los esquemas se forman a partir de múltiples experiencias corporales que el individuo experimenta de forma recurrente en la vida cotidiana. Algunas de estas experiencias comparten rasgos comunes que se abstraen para dar lugar a los llamados esquemas encarnados. Tanto las experiencias como los rasgos comunes de dichas experiencias deben necesariamente tener un origen corporal, ya que surgen y son consecuencia de las experiencias vividas corporalmente.

En el caso de un actor en escena, nos encontramos con la problemática de estar frente a un ser que en la autoconciencia de su rol, hace uso constante de la exteriorización de su intimidad, por medio de la conceptualización, y entrega imágenes al espectador como resultado de su propia teorización previa, comprensión de texto y contextualización escénica.

¿Qué ocurre, en cambio, con el compositor musical para teatro? La hipótesis es que realiza la acción inversa. Desde la imagen, es decir, la música puesta en acto, en relación íntima con el actor en escena, su cuerpo, que gracias a la información propioceptiva, es capaz de relacionar la experiencia con la representación, debe generar la conceptualización en el espectador, de manera que por medio de la esquematización mental del conjunto sígnico, se comprenda una narración escénica.
¿Qué nivel de relación con el cuerpo, su memoria propioceptiva está presente en la música que se realiza para la escena, sabiendo a priori que “debe” ser llevada a un cuerpo otro?.

Al comprender algo lo transformamos en otra cosa, lo esquematizamos, lo conceptualizamos, y deja de ser lo que es. En relación íntima sólo nos tenemos a nosotros mismos, pero cuando esta intimidad la convertimos en imagen deja de ser íntima. La verdadera intimidad es algo en cuanto ejecutándose en un presente, la presencia de algo en mí y de yo en algo; ¿se podría decir entonces que en ese momento se diluyen los límites entre el adentro y el afuera?.